Cabaña bosque rio

El viaje

Hoy les traigo el resultado de una de mis actividades en el Taller de Escritura dirigido por Juan Re en el que participo. Se trata de un cuento:

 


EL VIAJE

Allí, en las suaves laderas de las montañas de Kouran se encontraban todos lo que ya habían viajado. Kouran era una comarca de bajas y redondeadas montañas, atravesada por un río de agua muy fresca y cristalina que llenaba de humedad todo a su paso. A ambos márgenes crecían frondosos árboles y sus praderas estaban llenas de flores de mil colores, destacando las orquídeas silvestres.

Había diversos tipos de árboles, todos agrupados por zonas: castaños, acebos, hayas, robles, avellanos, abedules y helechos que crecían a su sombra. Era el territorio del lobo, el jabalí, el corzo, y también del oso.

El paisaje era bellísimo, idílico, casi de “cuento de hadas”.
La mayor ciudad de la comarca era Merita, aun así era pequeña ya que apenas sobrepasaba los 1.200 habitantes de forma que el trato era muy familiar ya que prácticamente todos se conocían. Merita era el centro de la vida y la actividad de la comarca de Kouran que vivía de la agricultura y del ganado menor.

Merita era el centro de la comarca también para los viajes, y siempre tenían preparado algún transporte al punto de partida de los mismos, en el puente Vogun sobre el rio, situado en las montañas. La costumbre decía que una vez que una persona cumplía los 140 años debía ser llevada a esas montañas para iniciar su viaje. De ayudarle en su recorrido se encargaba un sabio mago, Nerum, que vivía en una pequeña cabaña en la espesura del bosque de castaños.

En Merita vivía Rolfus, un anciano simpático y bonachón, muy agradable con los niños y en general con todo el mundo, al que le faltaban un día para que llegara su cumpleaños. No estaba nervioso porque se acercase la hora de partir, deseaba que llegara pronto la hora de iniciar su viaje. Sabía que al día siguiente lo trasladarían a las montañas y que debería destinar todo el día a meditar, a repasar su vida, su existencia, su pasado, sus porqués, sus virtudes y defectos, sus relaciones con las personas que había conocido en su existencia, y su pensamiento para el largo futuro que le esperaba. Nerum era clave para llevar a cabo esa tarea de introspección, ayudando a hacerlo dado su gran conocimiento de los sentimientos de los que ya habían viajado.

Una vez que lo transportaran al puente Vogun, donde lo esperaría Nerum, tendrían que caminar cerca del río hasta llegar a la zona de las montañas donde se hallaban los árboles elegidos por sus parientes y antepasados. Todavía no sabía a qué zona tenía que dirigirse, hasta que no estuviera allí y entrara en comunicación con ellos ayudado por el mago.

Llegó el día y ambos comenzaron su camino, atravesaron algunas praderas, cruzaron cercas y parcelas destinadas al ganado, y también bonitos campos de girasoles. En su meditación iban trasladando su felicidad y buenos deseos a todo aquello que veían, transmitiendo alegría y amor a todo ser con el que se cruzaban.

Al acabar el día,  ya de noche, Rolfus ya estaba en condiciones de comunicarse con sus seres queridos y, tras hacerlo, debía buscar la zona en la que se hallaban los robles, para una vez allí elegir un lugar entre ellos y prepararse para su viaje. Nerum debía quedarse en los márgenes del bosque de robles, desde donde llevaría a cabo su magia para que el anciano realizara su viaje. Pasados unos minutos, Rolfus ya estaba en el sitio elegido y pensó que su viaje debería servir para que el resto de humanos fuesen más sencillos, amables y fraternos unos con otros, como habían hecho los que viajaron antes, ayudados por el mago. Se sentía feliz sabiendo que toda su energía interior se iba a destinar a una buena causa. Era necesario que cada persona que viajaba transmitiera esos sentimientos al resto de humanos para ayudar a la especie, y gracias a su magia Nerum lo lograba una vez y otra con cada anciano que viajaba. El mundo estaba mejorando mucho, pues los buenos sentimientos de cada uno se vertían sobre ciudades enteras.

Una vez llegada la hora que marcaba el inicio de su día de cumpleaños, se quedó de pie, quieto, relajado, disfrutando de toda su paz interior, se despidió mentalmente de Nerum y cerró sus ojos. De inmediato su cuerpo quedó rodeado de un halo de luz azul.

De esta forma inició su viaje, esperando que la luz del nuevo día trajese un nuevo roble a aquella montaña.


 

Espero que les haya gustado.

Saludos,

 

 

NOTA: Si desean más información sobre el taller en el que participo, pulsen en el siguiente enlace: Taller de Escritura FlemingLAB. Pueden también contactar en el siguiente email: fleminglabcursos@gmail.com

 

23 comentarios

  1. Muy reconfortante sería el saber que una vez acabado aquí nos convertiríamos en árboles, y seguiríamos contribuyendo, si no fuera por los desarrapados que por unas monedas queman bosques enteros. Aún así llena de tranquilidad el saber que eso puede llegar a pasar.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.